Ahí va mi caballo… ¿Me conocería?
Aún salta tan niño como yo saltaba.
Un amor furtivo le ha puesto la marca
de dos corazones sobre una rodilla;
por eso ahora todos en círculo marchan,
mirándose siempre, por si los lastiman.
Les han puesto un toldo de rojiza chapa
y un corral de espinas…
Y un cartel que a veces se ve en noches claras,
al iluminarse las gotas que giran
después de las lluvias en las telarañas.
Un cartel que dice:

“Lo siento. No pases.
Aquí sólo entran criaturas y hadas”.

Fragmento del caballo de Calesita…

Carlos Marianidis

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